El pasado mes de Enero, la provincia de Corrientes dio inicio al infierno mismo. La provincia se vio acorralada por múltiples focos de incendios[1], que afectaron a miles y miles de hectáreas sobre las cuales se desarrollan actividades agrícolas, y otras de ellas correspondían a abundantes bosques de especies nativas. Las pérdidas que ocasionaron los incendios van desde producción, flora, fauna, infraestructura hasta la propia vida de un bombero de 38 años que sufrió un vuelco mientras se dirigía a los focos.
Vecinos rurales de la zona informaban con profundo desconsuelo que lo han perdido todo en cuestión de minutos…años de trabajo, esfuerzo y dedicación se vieron totalmente desplazados por las gigantes llamaradas.
A la fecha del 24 de Febrero, Nación a través de su sitio oficial reportó, tras una ardua investigación realizada por la CONAE, más de 600.000 hectáreas quemadas – considerando que las cifras actuales son mayores- además de altísimos valores de gases ocasionados por el fuego, como el monóxido de carbono (CO) y dióxido de carbono (NO2). Estos gases se caracterizan por su alta peligrosidad, puesto que no solo afectan directamente a la atmosfera contaminándola e intensificando el calentamiento global -debido a que ambos participan y acrecientan el efecto invernadero que provoca el aumento de temperatura de la tierra- sino que también son considerablemente perjudiciales para la salud humana, sobre todo para aquellas personas con enfermedades cardiacas o asmáticas.
Así mismo, el aire infernal del verano en la provincia se vio agravado por las olas de calor del propio fuego, al mismo tiempo que abría paso a que el fuego se dispersara a mayor velocidad e intensidad por la provincia. Para mayor gravedad, Corrientes ya comparecía una desolada sequia a causa de la escasez de precipitaciones, la cual se sostiene como posible consecuencia del cambio climático. De acuerdo a un informe del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente, en el mes de Enero solo se midieron 23,4 milímetros, mientras que en años anteriores las cifras rondaban entre los 200 a 400 milímetros. De allí que es correcto sostener que la escasez de lluvias, agravo la situación de los incendios, puesto que la falta de agua provoca que el suelo sea más propenso al fugo, debido a la ausencia de humedad.
LA INCLEMENTE REALIDAD
Es de destacar la labor de investigación llevada a cabo por Corina Graciano y Sebastián Robbiani, quienes han realizado en profundidad un estudio sobre la situación que esta atravesando y franqueará en los próximos años, la provincia de Corrientes. De todo ello, vale resaltar cuestiones como: …”si bien en el caso de las plantaciones las estructura vegetal puede recuperarse en relativamente poco tiempo – 10 a 30 años- las pérdidas a nivel suelo son irrecuperables…” Pues no solo se produce una erosión hídrica debido a que al llegar las lluvias, ésta impacta directamente sobre el suelo repleto de cenizas, produciendo entonces un efecto de arrastre, sin una vegetación que lo retengan. En consecuencia, la erosión del suelo propicia las inundaciones, debido a que la infiltración disminuye. Así mismo, ese efecto de arrastre de restos de vegetación culmina en lagos o aguas que luego sufren los efectos de colmatación y eutrofización, dejando en consecuencia totalmente contaminados los cursos de agua.
“Por ello es que se aconseja reemplazar el uso del fuego como herramienta para preparar el terreno para una nueva plantación, porque genera una pérdida irreparable de materia orgánica, microorganismos y nutrientes del suelo”… puesto que si bien es posible que las cenizas aporten materia orgánica al suelo, la misma se pierde inmediatamente por causas de la erosión, además de que es una de las tantas causas que llevan a que en ocasiones el fuego se dispare ocasionando incendios no controlados.
Ello sin dejar de lado, la perversidad humana la cual se contempla en aquellos individuos que poco de humanidad tienen, e inducen intencionalmente devastadores tipos de incendios. Pues, en reiteradas ocasiones se ha dado a conocer que los incendios han sido provocados con dolo, esto es, con animus de perjudicar a la vida natural de los bosques, y a sus pares provocando pérdidas de producción, terrenos, hogares, infraestructuras de industrias, etc.
Corrientes, según el ingeniero Sebastián Robbiani, es la provincia con mayor cantidad de bosque en la Argentina, con una cifra que ronda los “520 mil hectáreas implantadas, sobre todo en especies de Pino y Eucaliptos”. Él, sostiene que los pastizales de esa zona en específico se recuperaran relativamente rápido debido a que cuentan con una importante resilencia, empero no sucede lo mismo con los animales. Por el contrario la fauna nativa como lo son el carpincho, yacaré y todos los animales anfibios, como también algunas especies de aves han sufrido pérdidas irreparables.
En igual importancia, existe una significativa preocupación por la madera, ya que esta, según estableció el ingeniero, pierde valor en un 50%. Por lo que exige una cosecha urgente para evitar que se degrade. Ello sumado a que los costos para llevarla a cabo serán aún más elevados que una cosecha convencional porque el bosque se encuentra en defectuosas condiciones…”si no se cosecha en 6 meses la madera se degrada ocasionando un terreno más desfavorable para volver a plantar en el futuro”.
Del mismo modo, es inevitable mencionar las problemáticas económicas que los incendios ocasionan, entre ellas: perdidas de cosechas o pasturas; muerte de animales, ganado; el menoscabo de instalaciones como alambrados (postes, varillas,), corrales, viviendas; disminuye la fertilidad del suelo para cultivos por efectos de la erosión; se reduce el valor turístico del área, al perder valor paisajístico; en fin disminución general de la calidad de vida.
De hecho, el vicepresidente de la Asociación de Plan Estratégico de Forestación, Juan Ramón Sotelo, insinuó que las pérdidas son “multimillonarias” y reforestar llevará “al menos una década“.
En suma, los incendios son un serio flagelo para el patrimonio forestal y natural, sobre todo en Argentina que se destaca por su biodiversidad. El fuego es considerado como un traumático causal de la degradación natural, empobrecimiento ambiental y sobre todo de la alteración en los ecosistemas que luego terminan reproduciendo plagas y enfermedades, debido a que se eliminan eslabones de la cadena trófica desapareciendo especies que controlan a otras. La escaza tecnología para poder generar estos incendios ocasiona que sean fácilmente difundidos, por lo que son, en verdad, una problemática ambiental inexorable a nivel mundial.
FUNCIONARIOS: ¿COMO PARTE DE LA SOLUCIÓN O DEL PROBLEMA?
Es certero sostener que los incendios forestales causados generalmente por el hombre, no suceden solo en Argentina, pues es de observar que diferentes países en el mundo sufren este tipo de siniestro. No obstante, también es cierto lo que expresaba el ingeniero Sebastián: en países como Estados Unidos, Canadá, España y Sudáfrica se trabaja considerablemente en prevención, capacitación de recursos humanos, y sobre todo se invierte constantemente en equipamientos para lograr combates inmediatos y efectivos, del fuego.
En el caso de Argentina, mentiríamos si afirmamos que no exista tal inversión, sin embargo no es comparativa. Pues es demasiada escaza, los bomberos en general son voluntarios, de hecho pierden horas de trabajo lucradas para dirigirse a extinguir incendios. Los bomberos necesitan mayores incentivos, para sumar mayor cantidad de personas, necesitan de entrenamientos profesionales, prácticas y técnicas para saber actuar ante diferentes situaciones en diferentes ámbitos ya que el país posee una gran diversidad de biomas, y por sobre todo precisan de equipamiento constantemente porque las posibilidades de pérdidas en cada incendios son casi seguras.
El Estado es una entidad conformada por Diplomáticos, profesionales, personas con experiencia en gestión y dirigencia… son representantes del pueblo, que poseen poder y recursos necesarios para atender a las demandas de aquel. Empero parece que a la población correntina en particular, y la comunidad argentina en general, han sido desatendidas. Ello se ha demostrado ante la incompetencia de los funcionarios provinciales y nacionales que en medio del inicio de las pérdidas de producción, flora, fauna y económicas, se dedicaron a lanzarse acusaciones mutuamente.
Otro factor que lleva a sostener aquella afirmación, es la que comunica el Licenciado en Gestión Ambiental y referente de la Red Nacional de Humedales, Emilio Spataro. El mismo considera que lo ocurrido no es más ni menos que “la irresponsabilidad política”, puesto que tanto provincia como nación contaban con información suficiente del escenario correntino. El licenciado remarco que “hubo tiempo suficiente” para evitar dicho desastre, ocurrido anteriormente en otras provincias argentinas.
La ayuda nacional existió, pero demasiado fue tardía… pues luego de las vaivenes el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca- Julián Domínguez- y el gobernador de Corrientes – Gustavo Valdez- firmaron un convenio de asistencia a través del cual, provincia recibiría 200.000 millones para asistir a los productores afectados; también se suministraron aviones hidrantes y refuerzos.
En fin ¿Cómo es posible que la sociedad logre confiar en las instituciones políticas, si ante conflictos ambientales que la afectan, el Estado aparece representado por funcionarios que solo emergen para fotografiar el momento que ven el fuego desde un helicóptero; atajando penales en la playa; o por diplomáticos que creen suficiente con declarar que solo las lluvias podían frenar el fuego?
Pues… “la búsqueda de eficacia y eficiencia en el Estado implica la construcción de instituciones fuertes y de calidad, responsables de responder a las necesidades y demandas de los actores sociales de manera ágil y efectiva.” (Graglia, L: 2020, p. 159)
El cambio climático está sucediendo, por lo que ya no es una emergencia para las próximas generaciones… si el Estado no está dispuesto a establecer una gobernanza [2]incluyendo el sector privado, y actores no gubernamentales, para llevar a cabo prácticas de mitigación y no solo de adaptación, poco nos queda de nuestras tierras para seguir produciendo alimentos, y de nuestros bosques, sumideros de carbono por naturaleza. Precisamos de un Estado responsable, representativo.
Referencias Bibliográficas:
https://investiga.unlp.edu.ar/bajolalupa/incendios-en-corrientes-un-drama-irreversible-21123
Graglia, Leandro. “Política, gestión y comunicación: hacia el desarrollo y la legitimidad en democracia”. -1ª ed. –Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Konrad Adenauer Stiftung, 2020.
Contenidos del manual de estudio del “Certificado online en Gestión y Diseño de Políticas Ambientales”: Modulo de Políticas Ambientales. Incendios Forestales.
[1] Se habla de incendios cuando el fuego requiere de su extinción, y son forestales cuando el fuego es no controlado y afecta de diversas formas a los bosques. [“Incendios forestales”: Certificado en Gestión y diseño de políticas ambientales. Córdoba Global/Greentech ]
[2] “Un gobierno de gobernanza es, entonces, un gobierno abierto y articulado, que trabaja en la construcción de consensos democráticos a través de la creación y fortalecimiento de redes.” (Graglia, L: 2020, p.169)
Nombre y reseña del autor: Barotto, Yesica. Estudiante de las carreras de grado de Lic. Ciencia Política, y Derecho. Ambas pertenecientes a la Universidad Nacional de Córdoba. Certificada en Políticas Energéticas, Cambio Climático y Cooperación Internacional- UCC. Certificada en Gestión y Diseño de Políticas Ambientales- Greentech/Córdoba Global. Certificada en Desarrollo Sostenible en Municipios- Greentech.
