Por Agustín Campos y Yamil Roman Gonzalez Busto
La Guerra de Corea es un conflicto militar, político, social y cultural que tiene como protagonistas a los dos grandes bloques de la guerra fría, comandados por Estados Unidos en occidente y la Unión Soviética en oriente. Tiene su origen en las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos y la URSS le declaran oficialmente la guerra al imperio japonés.
Dominación y sumisión japonesa
Para comenzar hay que remontarse a la culminación del proceso iniciado en el año 1905 con la firma del acuerdo impuesto por la fuerza desde Japón, mediante el cual la península coreana se convertía en su protectorado hasta 1945.
A partir de entonces, Tokio impuso un gobierno conformado por un gobernador y por oficiales militares nombrados por el emperador. Los coreanos quedaron privados de derechos elementales como la libertad de expresión y de asociación, mientras las autoridades impulsaron su asimilación a través de un sistema educativo que favorecía la enseñanza del japonés y excluía la formación sobre lengua e historia coreana.
Podemos hacer un leve paralelismo entre el régimen japonés, al que estuvieron sometidos durante casi 50 años, y lo que hoy tienen como gobierno en Corea del Norte, cuyas medidas de aplicación del poder, reflejan una dureza particular, revocando derechos casi intransgredibles en la mayor parte del mundo. Se podría decir con muchísimo cuidado, que su historia está basada en la opresión, violencia, crueldad y tiranía de sus gobernantes.
A partir de aquí, ya podemos dar un paso adelante en la historia: siendo exactos, hacia las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, en agosto de 1945, cuando la URSS declara finalmente la guerra al imperio japonés, poseedor en ese entonces de lo que hoy conocemos como Corea.
Estados Unidos y la URSS como protagonistas
Para hacer efectiva la amenaza, Estados Unidos y la URSS tomaron Corea como punto estratégico para la colocación de tropas, utilizando el paralelo 38 como elemento divisor territorial provisorio.
El día 12 de agosto de 1945, las tropas de la Unión Soviética de 100.000 soldados, penetraron en la península y avanzaron hasta la línea divisoria, donde colocaron su frontera militar e instalaron en Pyongyang un gobierno provisional socialista.
La contraofensiva estadounidense llegó al territorio el 8 de septiembre: El bando norteamericano llevó el conflicto a las Naciones Unidas en 1947, donde la comisión especial decidió formar un Gobierno provisional internacional después de la celebración de elecciones en todo el territorio. En la conferencia de Yalta, ya en el final de la guerra, se habló de la liberación de Corea. Ocurridas las elecciones, sólo hacia el sur del paralelo 38, el ganador fue el separatista Syngman Rhee, y con él se dio finalmente la verdadera división. Su lema ‘la marcha sobre el norte’.
Por otro lado, el líder norcoreano Kim Il Sung eliminó de forma extremadamente violenta a sus opositores. Su idea principal: expandir su poder totalitario al resto de la península.
Como era de esperar, recibió apoyo incondicional de Stalin y todo el régimen socialista sovietico. Esto sentó las bases del “primer conflicto caliente de la Guerra Fría”, que estalló el 25 de junio de 1950.
La Guerra de Corea
Con la invasión de las fuerzas norcoreanas, el presidente Truman, obsesionado con la pasividad, estaba decidido a tomar partido. Si bien su intención era intervenir activamente en el conflicto, sus acciones en el avance de tropas al norte, podrían generar una vulnerabilidad, tanto en el resto del continente asiático, como en Europa, dejando abierta la posibilidad de que los soviéticos avancen ante esta última.
El Consejo de Seguridad, el 25 de junio, llamó a una Asamblea General, por iniciativa de los Estados Unidos, declarando unanimemente (a excepción de la abstención de Yugoslavia) un llamado al alto el fuego, por el riesgo inminente a una catástrofe global. La URSS se encontraba fuera del Consejo de Seguridad, porque desde hacía un tiempo intentaban boicotear las asambleas en contra del régimen nacionalista chino como representante de China en la ONU. Truman bien sabía que la única solución para imponer las decisiones de la ONU, era mediante una activa intervención, haciendo uso de su poderío militar con el fin de mantener las líneas del paralelo 38.
El 15 de septiembre, el General McArthur desembarcó en Inchon, antepuerto de Seúl, con el objetivo de tomar la capital surcoreana y cortar comunicaciones entre Corea del Norte y las fuerzas que poseía en Seúl. Esta acción concluye en la recuperación de Seúl el 16 de septiembre, con poca resistencia de los norcoreanos. Las intenciones eran reunificar Corea, atravesando el paralelo 38, para así imponer la democracia y evitar el despliegue del bloque comunista.
Desamparado, el gobierno de Corea del Norte, pidió un acuerdo de paz en India, con un armisticio firmado, que sería rechazado por India. China en este escenario, declara que es imposible para ellos desentenderse de los asuntos de su vecino, por lo que termina interviniendo en el conflicto, dominando la región aérea. Si bien Truman intentó declarar oficialmente el estado de guerra con China, la ONU envió un ultimátum, afirmando que, dadas estas circunstancias, si se daba una guerra en ese momento, los chinos verían su propio hundimiento y humillación.
Para el 23 de junio de 1951, las Naciones Unidas ya habían cesado el fuego y habían comenzado a retirar sus tropas, al igual que China. El 11 de junio de 1953, se firma finalmente el alto el fuego, luego de un último ataque chino hacia Corea del Sur.
Paralelismos actuales
En la actualidad, es muy común leer a periodistas hablar de aislacionismo en la Republica Popular Democratica de Corea y ver en las noticias los desfiles militares. Esto alimenta nuestro interés y el misterio sobre lo que ocurre dentro del régimen de Kim Jong Un. O bien, de la enorme industria capitalista desarrollada en el Sur, casualmente donde trabajan muchos norcoreanos.
Esta enorme diferencia, fue desarrollada desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con un factor compartido: la dominación. Eso sí, más presente en Corea del Norte, que no borra la historia de tantas dictaduras en el Sur.
