Por Lionel Corajuria
Desde su conferencia inaugural llevada a cabo en Berlín en el año 1999, que dio origen al grupo de los 20, la cooperación internacional entre países en desarrollo y países emergentes ha experimentado un notable crecimiento y ha abierto así nuevas perspectivas para la consecución de objetivos comunes. A su vez, esta cooperación fue profundizada luego de la crisis de las hipotecas subprime en 2008, donde la coordinación implicó también a los ministerios de economía y a la fecha ha sido incentivada también por la cooperación sur-sur. Según el embajador Argentino en Estados Unidos y Sherpa del G-20 Jorge Arguello, el grupo -y la siguiente Troika en específico- representan una enorme oportunidad para hacer frente a las actuales “policrisis” (es decir, crisis superpuestas y de distinta índole), que afectan a todo el mundo pero en mayor medida a los países en vías de desarrollo, y posicionar al sur global en el promotor de la agenda para los próximos años y en la senda hacia el desarrollo armónico e inclusivo de sus economías y sociedades.
G20 y el Sur global: Peligros originados desde el exterior
Debido a la crisis del covid-19 el foro sufrió un revés en cuanto a cómo sobrellevar los desafíos propios de la situación sanitaria, agravados al mismo tiempo por la virtualidad y los confinamientos e incluso se disputó -en ciertos ámbitos- la legitimidad de los mecanismos multilaterales para hacer frente a los desafíos globales, entre ellos, la situación sanitaria. Vimos los estados vueltos hacia sí para solucionar unilateralmente sus dificultades. En ese contexto se llegó a disputar la supervivencia del grupo, a pesar de los avances hechos tales como asumir la necesidad de garantizar el acceso a la vacuna del covid 19, reconocida como bien público global o la necesidad de afrontar los desafíos energéticos y alimentarios luego del inicio del conflicto en europa del este.
G20 y el Sur global: Panorama estratégico
La presidencia de Indonesia en 2022, India en 2023 y la de Brasil en 2024 marca una continuidad de países emergentes al frente del foro que podría desplazar la atención mundial hacia las necesidades propias de los países del Sur global. Es la primera vez que el G20 tendrá una troika integrada exclusivamente por países emergentes (Indonesia, India y Brasil) lo que representa una posibilidad única para coordinar las agendas en torno a los intereses del Sur global frente al resto del foro.
En la cumbre que se llevó a cabo en septiembre del corriente año en la India se acentuó este punto en dos cuestiones principales.
En primer lugar, la incorporación de la Unión Africana como miembro pleno del Grupo que puede ser vista en clave de seguridad energética debido a la enorme cantidad de recursos sin explotar para liderar la transición hacia energías renovables. Tiene casi un tercio de las reservas minerales del mundo para energía solar, vehículos eléctricos y almacenamiento de baterías. Al respecto el secretario general de la ONU, Antonio Guterres se refirió a la región del Cuerno de África, donde más del 85% de la electricidad procede de fuentes renovables. Mozambique obtiene casi toda su energía de recursos sostenibles y los actuales proyectos eólicos y solares en Egipto, Argelia, Túnez, Marruecos y Sudán del Sur. Asimismo el continente africano está en posesión de enormes cantidades de reserva de combustibles fósiles (específicamente gas natural y petróleo). Además, dada la situación mundial, resulta imperante la necesidad de cooperación en ámbitos multilaterales a fin de garantizar avances en materia de seguridad alimentaria; esto también puede desprenderse de la relación entre los países del G-20 con los Brics y las incorporaciones de miembros que resultan estratégicos para tal fin..
En segundo lugar, la creación de la Alianza Global de Biocombustibles, que reúne en su amplia mayoría a países del sur global: Argentina, Bangladesh, Brasil, India, Italia, Mauricio, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos, cuyo objetivo es principalmente el desarrollo y provisión de biocombustibles así como el comercio, el aumento de las capacidades, la transferencia tecnológica y la coordinación de políticas públicas a efectos de lograr un avance hacia la transición energética de conformidad con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas.
G20 y Sur global: Perspectivas futuras
En definitiva, se nos presenta así un panorama abierto a las posibilidades de acción y que en esta cumbre en particular ha puesto en escena a los países del sur global, para lo que resulta clave la consecución de agendas estratégicas para afrontar así las policrisis que afectan al mundo y en mayor medida a los países en vías de desarrollo y emergentes. Es en ese sentido que avanzar con una política exterior más autonomista en el sentido Puigiano (que logrando el desarrollo se permita márgenes de acción al país para moverse en la arena internacional) será posibilitada por el empleo de una estrategia sostenida de cooperación y diálogo, específicamente en foros multilaterales.
