Competencia entre las dos mayores economías del mundo.

Por Eduardo E. Femenía

Introducción.

Desde inicios del siglo pasado, el eje económico mundial ha ido desplazándose gradualmente hacia el polo occidental donde antes la gran potencia económica dominante, previo a la 1ra gran guerra era Inglaterra, con Londres como la sede internacional de las finanzas.

Con el correr de los años, la participación activa en la industria bélica, los intereses imperialistas de otros países (puntualmente EE. UU y la U.R.S.S) sumando a los movimientos independentistas, basados en la igualdad universal de los derechos humanos; se inició un período de transición del poderío económico.

Finalmente, Estados Unidos de Norteamérica serían quienes lideren por muchas décadas la economía global, principalmente gracias al Plan Marshall, el cúal ayudó con la reconstrucción de una Europa devastada qué padecía las secuelas de la 2da Gran Guerra. Esto le dio a la clase trabajadora estadounidense la posibilidad de generar ingresos mayúsculos, posicionando los productos norteamericanos en prácticamente la mayoría de los países de la Europa occidental hasta el Telón de Acero, qué representaba la polarización del mundo entre Occidente y los confines de las repúblicas bajo la influencia del comunismo soviético.

Los nuevos tiempos para la potencia

Para sorpresa de mucho, lo que se pretendía mostrar como un sistema económico, político y social fallido, hablamos del comunismo, dio fruto en uno de los rincones más inesperados del planeta, digo inesperado por las sucesivas y catastróficas situaciones qué pretendieron doblegar la voluntad de la sociedad y la economía de un país agrícola labradoresco sumido en continuas revueltas, guerras civiles, y dominación por parte de otros imperios, la actual Republica popular China.

La relación con los EE. UU, como potencia, ha ido cambiando con el tiempo, de un acercamiento inicial en el conflicto por la hegemonía entre comunismo Soviético y el comunismo de Mao (que se remonta a 1972), pasando por la llamada diplomacia del “ping pong” a la contención a partir de 2011, concluyendo en el actual conflicto bilateral iniciado por el gobierno estadounidense.

Cuna de filósofos qué han nutrido continuamente hasta nuestros días, incluso con su caligrafía una importante parte del mundo oriental, China es, la super potencia económica mundial actual.

En la antigüedad, China supo ser un imperio, librando constantes batallas contra sus vecinos por dominios territoriales. El caso más resonante es la ocupación y la guerra contra el Imperio Japonés, en la primera mitad siglo XX por la ocupación de la Manchuria mediante un atentado de falsa bandera qué a la larga del conflicto, causo letales perdidas de dominio territorial, soberano y de activos militares a la China imperial de ese entonces. Sumiéndola en una decadencia social y política.

Evacuadas las tropas japonesas por la victoria aliada y la resistencia China, y retomando la guerra civil China en las que el ejército del Kuomintang (enemigos del ejército rojo de Mao, qué a su vez, será la base del futuro partido comunista de China) debieron emprender una retirada forzada a la isla de Taiwán; motivo que desembocará en conflictos permanentes por la legalidad, reconocimiento e incongruencias diplomáticas, sumado al complejo panorama de política y negocios debido a la disputa por la soberanía de la China continental.

Ya aclaradas las diferencias, el contexto y el paulatino progreso de la nación China concretamente, la organización y asignación de recursos en el marco de una economía planificada, junto con la persistente transferencia de recursos entre campo y ciudad a través del establecimiento de precios reprimidos para los productos agrícolas, tornaba factible el rápido crecimiento de la producción y productividad campesinos a través de disposiciones institucionales que cambiarán las formas organizativas de la producción y asignación de los recursos; esto fue, en efecto, lo que ocurrió en diciembre de 1978, en el denominado período “de reforma y apertura”. Las reformas emprendidas en las áreas urbanas acompañaron a las disposiciones adoptadas en el ámbito del agro, siendo permitidas por estas. A pesar de ser las reformas urbanas en 1984, es de suma importancia explicar cómo antecedentes relevantes dichas reformas, qué producirá la creación de las Zonas Económicas Especiales, dispuestas a partir de 1979 donde se combinaba el poder adquisitivo y la tecnología, con la administración mixta estatal (China) y privada (inversores extranjeros).

La inflación urbana se manifiesta fuertemente en 1988. Esta dinámica contribuye a explicar, significativamente, los acontecimientos que desembocaron en el así llamado Incidente de Tiananmen (junio de 1989). En estas operaciones, los límites entren lo legal y lo ilegal eran, por así decirlo, fluidos. Ello potenció el proceso inflacionario en las áreas urbanas, y derivo en un sentimiento generalizado entre la población sobre la incompetencia y corrupción dentro de las capas sociales superiores.

En los comienzos de la década de 1990, China sostuvo un crecimiento económico del orden del 9%, en un contexto de inflación controlada por las políticas ensayadas por el gobierno de Deng Xiaoping. Esto se consiguió, sin embargo, a expensas de un alto costo social, subas del desempleo y cesantías en las unidades estatales. Se perdieron cerca de 20 millones de empleos entre 1997 y 1998. Finalmente, el programa preservó bajo propiedad pública a los sectores estratégicos de la economía:

Bancos, telecomunicaciones, ferrocarriles, extracción de energía, etc.

El ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el lanzamiento de Go Global Strategy (qué consistió en su primera etapa a estimular las empresas chinas para que realicen inversiones en el extranjero) dieron el salto definitivo del desarrollo económico y tecnológico chino.

El ingreso a la OMC no se produjo por presiones externas, sino que esta apertura estaba planificada y se produjo cuando el liderazgo chino consideró que la economía era lo suficientemente fuerte como para competir en un plano de igualdad con el resto de las economías industrializadas del mundo. El énfasis sobre la innovación y las tareas de I+D genera tensiones con otras potencias que, de igual manera, pretenden liderar el desarrollo tecnológico.

A modo de resumen, me parece improbable qué una nota haga justicia a la compleja trama desarrollada del mundo de los negocios, del mundo de la diplomacia, y de la expectativa internacional qué se ciernen sobre estos dos países qué hoy en día se disputan la hegemonía, con diferentes fines quizás, pero con la firme convicción de evitar el conflicto armado qué supondría una catástrofe total, principalmente por la isla de Taiwán qué profesa alianzas armamentísticas con un país extranjero; siendo éste el principal problema del concepto de “Una sola China”.

China ve en su forma de gobierno de partido único el medio más apto para la adecuación del país al “mundo desarrollado”; mientras qué Norteamérica ve en China un gobierno “dictatorial”, a juzgar por la manera por la cual el aparato político estatal es gobernado por el presidente del partido comunista.

Referencias:

  • “Competencia entre Estados Unidos y China en inversiones en infraestructura y tecnología” Dr. Marcos Cordeiro Pires.
  • “La erradicación de la pobreza y los cambios en las pautas de consumo” Prof. Chen Lan
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