Por Yamil Roman Gonzalez Busto
En los últimos días, Etiopía acordó con Somalilandia la cesión de la salida al mar Rojo por 50 años, razón que ocasionó gran descontento de parte de Somalia, país al que pertenece formalmente este territorio.
Somalilandia posee una ubicación geográfica especial, ya que controla el estrecho de Bab el Mandeb, por donde pasa el 40% del comercio mundial marítimo. Además, cuenta con recursos naturales que podrían ser un gran atractivo para inversores y desarrollistas. Etiopía, por su parte, perdió el acceso directo al mar en 1993, cuando Eritrea obtuvo su independencia después de tres décadas de conflicto. Su principal ruta comercial ahora discurre a lo largo de carreteras y un ferrocarril que une la capital, Adis Abeba, con un puerto en Yibuti.
Antes de seguir desarrollando lo que está sucediendo en la actualidad, hay que comprender las bases del conflicto.
SOMALILANDIA, INICIO E HISTORIA
Somalilandia es un territorio dentro de Somalia, que limita con Etiopía y cuenta con aproximadamente 4,5 millones de habitantes. Su capital es Hargeisa y autoproclamó su independencia hace más de 30 años, en 1991; cuenta con sus propias autoridades gubernamentales, moneda (chelín de Somalilandia), un parlamento, su fuerza policial, una bandera y sus propios pasaportes. Sus mandatarios llegan al poder a través de elecciones muy parejas y, a diferencia de otros países del continente, son respetados los resultados de las mismas.
Somalilandia fue un protectorado británico hasta su independencia en 1960. Sin embargo, cinco días después se fusionó con la Somalia italiana, también recientemente independizada. Ese mismo año se dio inicio a la nueva República de Somalia. A pesar de esta unión, los somalilandeses se mantenían en descontento y el 20 de julio de 1961, cuando se celebró un referéndum para redactar una nueva Constitución, hubo un rechazo mayoritario de los somalilandeses. De igual manera el texto fue aprobado.
Llegado el año 1967, Abdirashid Ali Shermarke fue elegido presidente y designó al somalilandés Mohamed Haji Ibrahim Egal como primer ministro. A los dos años, el presidente fue asesinado y sufrió un golpe de Estado liderado por el general Mohamed Siad Barre, quien transformó a Somalia en la República Democrática de Somalia. Este período de facto mantuvo disconforme a la población en Somalilandia y dentro de ellos comenzó a sembrarse la semilla de la futura independencia. El gobierno del militar marxista-leninista desencadenó una revolución en todo el país. La fuerza aérea somalí efectuó grandes bombardeos en Hargeisa, asesinando a miles de civiles y destruyendo una gran parte de la ciudad.
Después de varios años de una sangrienta lucha, en 1991 Siad Barre fue derrocado, a lo que le siguió una guerra civil. El fin del régimen militar también hizo que Somalilandia declarara unilateralmente su independencia.
EL ACUERDO Y LA POLÉMICA
Por medio del acuerdo entre el primer ministro etíope y Nobel de la paz Abiy Ahmed y el presidente de la administración de Somalilandia Muse Bihi Abdi, Etiopía obtiene el derecho de usar el puerto de Berbera para acceder al mar Rojo y al golfo de Adén por 50 años, a cambio de reconocer la independencia de Somalilandia. El Gobierno etíope, confirmó que bajo la potestad del acuerdo, Somalilandia le cede a Etiopía la oportunidad de instalar una base naval permanente cerca del mar, a lo largo de 20 kilómetros. Además, le permite establecer el servicio marítimo comercial en el golfo de Adén a través de un acuerdo de arrendamiento, del que Somalilandia obtiene una participación en la aerolínea estatal Ethiopian Airlines.
LA OPINIÓN DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL SOBRE SOMALILANDIA
Debido a esta situación, Somalia se encuentra en busca de apoyo internacional y ha llegado a calificar el acuerdo como “nulo” e “ilegal”, acusando a Etiopía de intentar anexionarse parte del país cordialmente en forma de acuerdo de préstamo o alquiler. Además, el Gobierno somalí tomó la decisión de retirar a su embajador en Adís Abeba.
Si bien el Gobierno etíope se expresó en un comunicado en la red social X (antes Twitter), donde aseguró que “Ninguna parte o país se verá afectado por este memorando de entendimiento. No se ha roto ninguna confianza ni se ha transgredido ninguna ley. Aunque estos son los hechos, no se puede asegurar que algunos no se vayan a sentir ofendidos o sorprendidos y que no vayan a intentar destruir este progreso positivo”; la Unión Africana, la Unión Europea y Estados Unidos, así como otros organismos regionales e internacionales, han realizado un pedido de calma y de respeto por la soberanía e integridad territorial de los países.
El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, afirmó que Egipto defenderá a Somalia contra las posibles “amenazas” a este país y calificó este pacto de “inaceptable”. Además, añadió: “Somalia es miembro de la Liga Árabe y tiene todo derecho a ser defendido en caso de ser amenazado según el acuerdo árabe de Defensa Común”. El pacto entre Etiopía y Somalilandia también fue condenado por la Liga Árabe, considerándolo como una “violación de la soberanía y de la integridad territorial”.
Por su parte, la Unión Africana hizo un llamado a “la contención, la reducción de las tensiones y el inicio de un diálogo constructivo para hallar una solución pacífica a la cuestión”. Sin embargo, Somalia se niega a que exista una mediación sin antes revocar el tratado
En estas últimas semanas, el presidente de Somalia, Hasán Sheij Mohamud y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali, enfrentaron sus posturas en la cumbre de los países no alineados celebrada en Kampala, Uganda.
Por el momento ambas partes buscan soluciones diplomáticas pero sin ceder sus intereses. Etiopía y Somalilandia buscan convencer al resto de la comunidad internacional de la importancia del progreso que implicaría este acuerdo. Somalia, por el contrario, pide urgentemente la anulación del pacto, ya que viola la soberanía de su territorio. Será interesante seguir los avances de las negociaciones, en los próximos meses.
