Por Virginia Asis
La 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28) celebrada en Dubai durante el pasado mes de diciembre dejó tras de sí una serie de nuevos trazados para la lucha contra el cambio climático, reafirmando la importancia y urgencia de acelerar la puesta en marcha de políticas que apunten a su mitigación y adaptación, entre ellas la cooperación regional.
Durante la COP, se presentaron varios informes que abordaron la situación climática tanto a nivel mundial como regional, así como los progresos y retrocesos ambientales de cada país o región. En particular, se destacó el informe de la CEPAL sobre América Latina y el Caribe, que subrayó las tendencias actuales de emisiones en la región y la urgente necesidad de intensificar los esfuerzos para lograr una economía baja en carbono y resiliente al clima.
América Latina y el Caribe debe disminuir sus emisiones cuatro veces más rápido del ritmo actual
El informe de la CEPAL comienza advirtiendo las severas consecuencias que el cambio climático está generando sobre América Latina y el Caribe y por qué es importante tomar recaudos sobre el mismo.
Así, a los largo de sus primeras páginas se afirma que el aumento de la temperatura en la región ha oscilado entre 0,7°C y 1°C con respecto al promedio de 1961-1980. Como consecuencia, los días de exposición a las olas de calor han aumentado notoriamente durante los últimos años, pesando sobre la productividad y el crecimiento. Por otro lado, los glaciares en los Andes han perdido al menos un 30% de su superficie desde 1980, lo que afecta directamente sobre los ecosistemas, la disponibilidad de agua, la calidad del suelo y las tasas de erosión, como así también aumenta la tasa de inundaciones y deslizamientos de tierra. Asimismo, se ha observado un incremento de los episodios extraordinarios de sequía y de la tasa de incendios forestales y propagación de enfermedades transmitidas por vectores en la región.
Todo ello genera consecuencias directas sobre la economía, la sociedad y los ecosistemas de la región que, según expone el informe, se suman a un contexto de estancamiento y ponen en peligro los progresos realizados hasta la fecha en materia de desarrollo y sostenibilidad. En este sentido, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, afirmó ante la COP 28 que “el cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Durante años, la CEPAL ha analizado sus impactos en América Latina y el Caribe y ha encontrado que el costo de la inacción supera el costo de la acción (…) y que el calentamiento global exacerbará los efectos negativos de los fenómenos meteorológicos extremos”. De modo que, se vuelve imperativo aumentar los esfuerzos para alcanzar el objetivo de reducir las emisiones entre un 24% y un 29% para el 2030 en la región y, así, luchar efectivamente contra el cambio climático.
Sin embargo, según explicó Salazar-Xirinachs, para poder alcanzar el mencionado objetivo, América Latina y el Caribe debe disminuir sus emisiones cuatro veces más rápido del ritmo actual pues, en base a los registros del informe, la tasa de descarbonización de la región hasta el momento ha sido del 0,9%. Ahora bien, para lograrlo será necesario incrementar las inversiones entre un 3,7% y un 4,9% de su PIB en financiación climática. “Por lo tanto, (…) requiere aumentar la movilización de recursos nacionales e internacionales entre siete y 10 veces” (Salazar-Xirinachs, COP 28).
Cooperación Regional como estrategia y oportunidad
Ante esta necesidad de impulsar urgentemente las acciones climáticas en América Latina y el Caribe, una región altamente vulnerable a los efectos del cambio climático y con problemas de antemano, la cooperación regional se presenta como una estrategia y oportunidad capaz de facilitar y potenciar los esfuerzos.
La cooperación regional, también conocida como cooperación Sur-Sur, es aquella que busca promover el intercambio de conocimientos y fondos entre países en desarrollo para poder generar agendas colectivas que persigan el beneficio mutuo y la solidaridad entre las partes. Esta modalidad busca promover el desarrollo e integración de la región, aprovechando las habilidades y recursos compartidos para abordar los desafíos comunes y apoyar para la las prioridades de los países involucrados.
En este sentido, ante las amenazas específicas que enfrenta la región debido al cambio climático, y la urgencia expresada en el informe de la CEPAL por acelerar las acciones climáticas, fomentar la cooperación entre los países de América Latina y el Caribe permitiría intensificar sus esfuerzos de manera conjunta para alcanzar la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente al clima. Asimismo, podría utilizarse para reforzar el monitoreo y sistemas de alerta temprana de las amenazas climáticas y desarrollar con mayor rapidez y eficacia planes de acción para reducir el riesgo de desastres, acciones que son de suma importancia para lograr una efectiva lucha contra este fenómeno.
Referencias bibliograficas:
- Noticias ONU. (s.f.). COP28: América Latina debe invertir entre un 3,7 % y un 4,9% de su PIB en financiación climática. Recuperado de https://news.un.org/es/story/2023/12/1526177
- CEPAL. (2023). The economics of climate change in Latin America and the Caribbean, 2023: financing needs and policy tools for the transition to low-carbon and climate-resilient economies. Recuperado de https://www.cepal.org/es/node/60885
- Avella Ospina, M. C. (2020). Cooperación regional como estrategia para afrontar el cambio climático en América Latina. Recuperado de https://repository.unimilitar.edu.co/handle/10654/35965