Numerosos estudios académicos, mayoritariamente en el ámbito económico, definen a la globalización como un fenómeno acabado caracterizado, en parte, por el aumento y la intensificación de la movilidad trasnacional de personas. Sin embargo, Mau, Gülzau, Laube y Zaun (2015) plantean dos interesantes preguntas en cuanto a ello: ¿se han abierto las fronteras o se han vuelto más restrictivas a lo largo del tiempo para los viajeros? Y por otra parte, ¿han aumentado las oportunidades de movilidad para toda la población o solo algunos ciudadanos de pocos Estados pueden viajar sin restricción de fronteras? Para dar respuesta a estos interrogantes, se llevaron a cabo estudios que tienen como foco la movilidad global y los cambios en las políticas de visado en 150 países entre 1969 y 2010.
En primer lugar, es necesario dejar en claro que este se centra en la posibilidad de movilidad de las personas según su nacionalidad y, por lo tanto, en el pasaporte que poseen para ingresar a otros países. Partiendo de esta base, saltan a la vista algunos detalles a analizar: primero, que la posibilidad de movilidad (de manera regular) de cualquier individuo en el planeta depende únicamente de las políticas de visado, el control fronterizo y los criterios de elegibilidad según la política del país receptor; segundo: la aleatoriedad de nuestro lugar de origen, en principio, define nuestra capacidad de movilidad alrededor del mundo; y tercero: lo anterior expone un sistema de estratificación que termina en un acceso desigual a los derechos de la movilidad.
Políticas de visado y securitización
La capacidad de los Estados nación de regular el ingreso y salida de los individuos es una característica soberana que determina la estatalidad de los Estados (Torpey, 1998). En estos términos, las políticas de visado definen los criterios de elegibilidad de un individuo. Ciertas nacionalidades no necesitan visado para ingresar y otras sí, con todo lo que ello conlleva. Entonces, el visado es el instrumento de restricción de movilidad y control que tienen los países para evitar que cualquier individuo ingrese sin su conocimiento. Este instrumento permite, en primer lugar, un control extraterritorial de los Estados, ya que los ciudadanos extranjeros deben ser “elegibles”, cumplir ciertos requisitos y abonar una tasa para obtener acceso (Mau et. al, 2015). De esta manera, para determinados Estados que poseen políticas de visado existe una categorización de ciudadanos extranjeros que califican o no para ingresar al país (aunque sea por razones de turismo). En esos casos, la nacionalidad es el primer filtro, pero a esta se le suman las condiciones laborales, las capacidades económicas, las intenciones por las que quiere ingresar el extranjero, las relaciones familiares, sus antecedentes penales y cualquier otro tipo de requisito que contemple la política de visado.
De acuerdo a lo anterior, podemos entender que ciertos Estados, que tienen una política restrictiva para el ingreso de determinados ciudadanos, probablemente lo hacen dentro de un proceso de securitización. La lógica es la siguiente: los Estados en un principio determinan qué temas requieren de su atención y deben ser politizados o securitizados y definen aquellos que corresponden a una amenaza existencial y que requieren de un accionar o una política determinada, como proponen Buzan, Wæver, y De Wilde (1998) en la Teoría de la Securitización.
En este contexto, a lo largo de los años estudiados por los autores sobre las condiciones de visado a nivel global, determinados países iniciaron un proceso de securitización de la inmigración, intensificando sus políticas de visado y de restricciones para el ingreso a su territorio de determinados perfiles que consideren una amenaza para la seguridad nacional. Respondiendo entonces a una de las preguntas al inicio, el estudio evidencia que a pesar de haber un aumento general en la capacidad de movilidad global, existe una reducción significativa de esta para el ingreso a los países pertenecientes a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), quienes imponen mayores políticas de visado a los países pobres, con regímenes dictatoriales, con conflictos civiles, etc., ubicados en su mayoría en el continente africano (Mau et al., 2015).
Facilidades y restricciones de la capacidad de movilidad
Siguiendo con los puntos que marcamos anteriormente, creemos necesario analizar el tema de la aleatoriedad de nuestro origen nacional sumado a otras características históricas y económicas que facilitan o restringen la capacidad de movilidad a nivel global.
Entendiendo que el período analizado comprende una parte de la Guerra Fría, se puede observar cómo los Estados europeos occidentales eximieron de visado progresivamente a los ciudadanos de los Estados del este con el objetivo de simbolizar la apertura que implicaba la democracia liberal frente al comunismo soviético. De todas formas, con la caída del muro y de la URSS, el visado fue un requisito nuevamente y solo se suprimió con los nuevos ingresos de países a la Unión Europea. En el continente americano, podemos observar que existe un aumento también en cuanto a la posibilidad de movilidad, ya que, por ejemplo, muchos ciudadanos de países de Sudamérica se vieron beneficiados con la eximición de visa para ingresar al espacio Schengen. Finalmente, los países más perjudicados respecto a su capacidad de movilidad fueron los africanos, en su mayoría excolonias europeas con bajísimos niveles de desarrollo, gran fragilidad y en constante conflicto.
Conclusiones
Con este panorama, podemos comprender que “el poder del pasaporte” simboliza entonces los niveles de confianza y seguridad entre determinados Estados (Ginsburg, 2008). De esta forma, si una persona no tiene trabajo ni estudios, o si pertenece a un determinado Estado en conflicto político, territorial, económico, etc., seguramente no será elegible para ingresar a otro país de forma regular.
Lo que se intenta exponer en este artículo es que no solo existe una bifurcación a nivel global en los derechos de movilidad (Mau et al., 2015), sino que esa división y la existencia de una jerarquía social global viene determinada por una realidad histórica, económica y nacional que perjudica a los ciudadanos más vulnerables, que castiga y excluye a personas por tener determinado pasaporte, que ignora realidades individuales y personales y, finalmente, que deja a la vista que la “globalización” es solo un privilegio occidental.
Bibliografía
- Buzan, B., Wæver, O., Wæver, O., & De Wilde, J. (1998). Security: a new framework for analysis. Lynne Rienner Publishers.
- Ginsburg, S. (2008). Weaknesses in the Visa Waiver Program: Are the Needed Safeguards in Place to Protect America? Statement before the Committee on the Judiciary Subcommittee on Terrorism, Technology and Homeland Security, United States Senate.
- Mau, S., Gülzau, F., Laube, L., & Zaun, N. (2015). The global mobility divide: How visa policies have evolved over time. Journal of Ethnic and Migration Studies, 41(8), 1192-1213.
- Torpey, J. (1998). Coming and going: On the state monopolization of the legitimate “means of movement”. Sociological theory, 16(3), 239-259.
Autora
María Belén Bañuelos: Licenciada en Relaciones Internacionales. Actualmente cursando el Máster en Estudios Internacionales en la Universidad del País Vasco. Global Shaper.