Armenia y Turquía: desde el genocidio armenio hasta nuestros días

Por Damian Martinez

El genocidio armenio

Existe un consenso generalizado entre los historiadores acerca del genocidio armenio: éste existió, implicó un plan sistemático de exterminio hacia la cultura y el pueblo armenios y el mismo se cobró, aproximadamente, un millón y medio de víctimas entre 1915 y 1923. El mismo consistió en deportaciones forzadas, ataques de grupos irregulares y el emplazamiento de campos de concentración donde se enviaba a los deportados armenios. Todo esto ocurrió, en ese entonces, en el territorio del ya inexistente Imperio Otomano; con la Primera Guerra Mundial, iniciada en 1914 y concluida en 1918, de trasfondo.

No obstante, Turquía – Estado sucesor del Imperio Otomano – niega completamente la existencia de tal genocidio y justifica la persecución y las matanzas perpetradas contra los armenios, basándose en causas de tipo legal y de seguridad interna. Las mismas van desde la consideración de los armenios como un grupo rebelde y una amenaza para la estabilidad del, por entonces, decadente imperio hasta la acusación de traición hacia los anteriores debido a su presunta ayuda al Imperio Ruso – el cual se encontraba en el bando enemigo de los otomanos durante la Primera Guerra Mundial – en ciertas batallas de ésta.

Como sea, existen causas más profundas e influyentes para entender el porqué del genocidio. A continuación, veremos algunas de ellas.

genocidio

Un Imperio Otomano “homogéneo”, el odio hacia los cristianos y la negativa a un Estado armenio independiente

El Imperio Otomano era multiétnico: en él existían importantes minorías siendo los griegos y los armenios las dos principales. Ambas, de fé cristiana. La religión oficial del imperio, no obstante, era el islam.

A fines del siglo XIX y principios del XX, el nacionalismo turco se exacerba debido a derrotas militares – como la ocurrida en la guerra ruso-turca – y al agudo declive del imperio. Estos últimos tuvieron como correlato la pérdida de los territorios de Rumania, Serbia y Montenegro como, así también, el nuevo estatus semindependiente de Bulgaria lo cual marcaría el inicio de la desintegración del mencionado imperio.

En este contexto, llega al poder un partido político denominado comúnmente los “Jóvenes Turcos”. Estos gobernarían desde 1908 hasta 1918. Bajo su gobierno, se recrudecen los ataques contra la población armenia y se arrestan a numerosos intelectuales, y personajes destacados, de esta etnia; todo lo cual sería el preludio al comienzo del genocidio.

Y es que, por ese entonces, el odio hacia los cristianos dentro del imperio – atizado por la expulsión de los turcos de los Balcanes, Crimea y el Cáucaso – y la búsqueda de una homogenización forzada del mismo – con los turcos musulmanes como los protagonistas -; fueron dos de los detonantes principales de los crímenes contra la minoría armenia. Hubo, sin embargo, un tercero: la negativa a aceptar la formación de un Estado armenio independiente. Esto último descansaba en la presunción de que el mismo se aliaría al Imperio Ruso, y en contra del Otomano, una vez establecido.

A pesar de los temores de los turcos, Armenia tendría una muy corta existencia como Estado independiente una vez caído el Imperio Otomano: la misma se uniría a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1922 y permanecería ahí hasta 1991.

 

La independencia armenia de la URSS y las relaciones con Turquía

Armenia logra su independencia de la URSS en septiembre de 1991, mediante un referéndum. Turquía reconoce la misma rápidamente, en conjunto con las independencias de las restantes exrepúblicas soviéticas del Cáucaso – Azerbaiyán y Georgia -.

Lo anterior responde a la importancia estratégica que tenía para Ankara la región; una vez disuelto el bloque comunista. Más aún, teniendo en cuenta que Azerbaiyán se convertiría, principalmente por cuestiones étnicas y religiosas – ambos son países túrquicos y musulmanes -, en un aliado importante para los turcos.

En este contexto, las relaciones entre Armenia y Turquía estuvieron marcadas por una tensión duradera y frecuentes desencuentros. Aparte del no reconocimiento del genocidio armenio por parte de esta última, ha habido otras cuestiones a destacar a ese respecto de las cuales una sobresale sobre el resto: el conflicto por Nagorno-Karabaj.

 

Nagorno-Karabaj: un polvorín en el Cáucaso

La región de Nagorno-Karabaj o Artsaj es un enclave territorial en Azerbaiyán de población mayoritariamente armenia y cristiana. La misma es reclamada como propia tanto por Armenia como por Azerbaiyán. A pesar de lo anterior, ésta declaró unilateralmente su independencia en 2017 con el nombre de Artsaj, sin el reconocimiento de ningún país hasta la fecha.

Desde finales de los años 80, el conflicto alrededor de esta región ha estado latente con dos guerras desencadenadas en 1988 y en 2020 respectivamente. En ellas, Armenia se enfrentó a Azerbaiyán con Turquía jugando un papel clave, en ambos conflictos, a favor del último. Esto no hizo más que empeorar las ya deterioradas relaciones entre armenios y turcos.

Comentarios Finales

Como hemos visto, el vínculo entre Armenia y Turquía es complejo y difícil. Recientemente, ha habido un relativo acercamiento entre las partes: ambos países tienen interés en reabrir su frontera común – cerrada por Turquía en apoyo a Azerbaiyán durante la primera guerra de Nagorno-Karabaj – y buscan establecer relaciones diplomáticas. Es para destacar, asimismo, la ayuda brindada por Armenia en el reciente terremoto que tuvo lugar en territorio turco y sirio. Como sea, el tiempo dirá si las buenas intenciones logran concretarse o quedan, simplemente, en gestos amistosos sin ningún efecto práctico en las relaciones entre ambos países.

 

 

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