Por Rosario Ferrer
En el 2023 China dejará de ser el país más poblado del mundo, como consecuencia de las medidas de regulación de población puestas en marcha en las últimas décadas. Pero, tal cambio trae aparejado una serie de consecuencias muy importantes, especialmente en el plano social: el número de mujeres disminuyó ampliamente, a los hombres les cuesta conseguir pareja y, entonces, recurren al comercio de esposas. Un cambio demográfico que intensificó un crimen a escala internacional.
Un notorio declive de la población
Como sabemos, China es el país más poblado del mundo — con más de 1.410 millones de personas —, pero su tendencia decreciente de los últimos años hizo que esté a punto de ceder su puesto a la India. Esto se debe a su política del “hijo único”, la cual empezó a implementarse en 1979. Esta medida permitía a las parejas tener un solo hijo y de no respetarse la norma, se imponían multas. Además, cientos de millones de mujeres chinas fueron obligadas a practicarse abortos y cirugías de esterilización, con tal de reducir la tasa de natalidad del país y así controlar el problema de la superpoblación.
Frente a esta situación, muchas familias chinas decidieron que su único hijo fuera varón. Puede hablarse de varios “justificativos”, pero uno de los más prácticos y comunes era en torno a la estabilidad financiera: un hijo varón sería capaz de solventar a sus padres en la vejez, mientras que se espera que las hijas convivan con los suegros.
Como resultado de la política, el número de habitantes se redujo en 850.000 personas, con lo que el país asiático cerró el año pasado con una población de 1.411,7 millones de habitantes, frente a los 1.412,6 del año anterior (Ambrós, 2023). Para tomar dimensión del cambio, China no registraba tal caída de población desde la hambruna de 1961, consecuencia de la campaña del Gran Salto Adelante de Mao Zedong.
Pero la cantidad de hombres y de mujeres no disminuyó proporcionalmente. La aplicación de la política del hijo único alteró la proporción natural de sexos por nacer (105 niños cada 100 niñas), alcanzando una proporción de 120 niños cada 100 niñas. Esto significa que hay un gran número de varones “adicionales” en la sociedad china, lo que genera graves problemas sociales.
El sudeste asiático y la trata de novias
Las mujeres de países como Myanmar, Laos y Tailandia, entre otros de la zona, se enfrentan a condiciones extremas, por lo que se ven obligadas a salir en busca de un sustento para su familia. Es así como emigran a países vecinos para trabajar principalmente como personal doméstico, en restaurantes, pero sobre todo, en la prostitución.
Ahora, si a esta situación generalizada de la región le sumamos la “escasez” de mujeres en China, entenderemos por qué la trata de novias ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según afirma Garrido – responsable de proyectos de Manos Unidas en el sudeste asiático – los hombres chinos pagan entre 10.000 y 20.000 dólares para traer al país a mujeres extranjeras. Las sobrevivientes contaron que, por lo general, las encerraban en una habitación donde las violaban para que quedaran embarazadas y una vez que daban a luz, las dejaban escapar, siempre y cuando abandonaran a su hijo.
Es importante aclarar que este es un caso de trata de personas, no de tráfico como suele decirse. Para que hablemos de trata, el fin del delito debe ser la explotación. Esta puede tomar distintas formas como la prostitución, servidumbre, trabajos o matrimonios forzados, etc. Mientras que si fuera un caso de tráfico de personas, el fin último sería recaudar dinero por la entrada ilegal de alguien a un país extranjero.
Conclusión
La realidad que atraviesa China y todo el Sudeste Asiático, nos permite ver cómo cualquier medida política afecta fuertemente a la sociedad e, incluso, crea nuevas problemáticas a resolver. Partimos de un país sobrepoblado – lo que ponía en jaque los planes de desarrollo económico – , se aplica una política para “controlar” el problema y obtenemos otros nuevos: aumento de la trata de personas, relentamiento de la economía, entre otros más.
Otra cuestión a destacar es la permeabilidad de las fronteras. Si bien la política del hijo único fue adoptada solo en China, sus consecuencias superaron los límites nacionales, contribuyendo a un crímen de escala global como es la trata de personas. Esta problemática significa un nuevo (o no tan nuevo) desafío, tanto para la comunidad internacional, como para los gobiernos implicados; a fin de intentar dar algún tipo de solución.
