El mundo necesita nuevos emprendedores. Ellos son quienes crean puestos de trabajo, mantienen viva la competencia en el mercado, elevan el nivel de vida e introducen nuevas tecnologías en la sociedad y crean productos que pueden generar cambios radicales en la forma en cómo entendemos el mundo o vivimos en él.
Comenzar un negocio es difícil y más en países donde las reglas de juego no están del todo claras o cambian constantemente y donde los procesos inflacionarios o los vaivenes en la economía hacen que llevar adelante una empresa sea una tarea más ardua de lo que ya es. Pero no vinimos a hablar de los problemas, sino de las soluciones. Cuando hablamos de las cosas que necesitan los nuevos emprendedores para tener éxito en sus proyectos, no nos referimos a un buen capital inicial, propiedades o herramientas que pueden ser particularmente útiles; nos referimos a algo que va más allá de eso, porque aquello que los nuevos emprendedores necesitan no se puede comprar:
Pasión
Elige algo que te llene de pasión. Combinar algo que te apasione con algo que puede ser interesante para consumidores potenciales, puede ser una excelente manera de empezar. El fracaso es algo que puede ocurrir y ocurrirá muchas veces, por lo que emprender solo por el dinero o porque es un buen negocio en sí mismo puede que no sea rentable en el largo plazo. Cuando las cosas se compliquen, puede que te des cuenta de que lo hiciste por las razones incorrectas y eso te va a dejar sin dirección, agotado y, en última instancia, de vuelta donde empezaste. No obstante, si fracasas en aquello que te apasiona, es muy probable que finalmente termines teniendo éxito porque estás verdaderamente involucrado en aquello que crees. Amá lo que hacés y luego recogé los frutos de tu trabajo.
Honestidad
Esto vale tanto para vos como para tus socios y empleados. Es importante que seas honesto acerca de lo que puede ofrecer tu negocio. No sirve de nada comprometerte a realizar algo cuando no tenés el dinero ni las horas para llevar adelante el proyecto. La honestidad es la base sobre la cual se edificará tu relación con la gente que te rodea y tus clientes. Si el producto no solo es bueno, sino que además es honesto, la gente sentirá que está recibiendo aquello por lo que pagó y, en consecuencia, volverá a comprar.
Paciencia
Los grandes proyectos no se crearon de un día para el otro. Tenés que estar listo para retroceder, dar vueltas en círculos y trabajar a prueba y error hasta conseguir los resultados que esperás. No basta con saber cuál es tu objetivo, sino que también necesitás los medios para llevarlo a cabo y, con ellos, la paciencia necesaria para afrontar las adversidades en el camino.
Responsabilidad
Para poder cumplir con las expectativas de tus clientes, tus proveedores, tus socios e incluso con lo que vos mismo esperás, tenés que asumir responsabilidades de manera seria e involucrarte en cada proyecto donde trabajés. Si estás cerca de la acción, podrás detectar oportunidades de mejora y aprovechar los momentos indicados para implementar cambios. De lo contrario, si te desconectás y no sabés en qué anda tu equipo o qué piensan tus clientes, puede que sea tarde cuando quieras asumir mayor responsabilidad; mejor hacerlo desde el principio y enfocarte de lleno en hacer realidad tus ideas.
Mentoría
El comienzo de cualquier aventura puede ser estimulante, frustrante, liberador y aterrador, y en el proceso te hará bien estar acompañado o tener una persona de referencia que te inspire y que sea capaz de transmitir lo que sabe. Tené en cuenta que aunque las generaciones más jóvenes tengan un mayor conocimiento en algunas áreas, la experiencia solo viene con los años de trabajo. Un mentor puede ser cualquiera, un profesor, un jefe, un amigo o incluso alguien que no conozcas pero que haga públicas sus ideas y pensamientos mediante conferencias o libros. Si todavía no lo encontraste, hay muchas oportunidades para conocer personas formadas y apasionadas dentro de tu comunidad o rubro laboral y empezar a tejer redes de contactos que te motiven a ser cada día mejor. Acercate a los expertos y aprendé de ellos todo lo que puedas.
Recordá que nadie tiene la receta para el éxito y que no siempre ocurre, por lo que nunca tenés que perder de vista por qué hacés lo que hacés y cuáles son tus metas. En el camino irás aprendiendo lecciones valiosas que te servirán para seguir creciendo. Lo importante es nunca bajar los brazos, y aunque las cosas no funcionen, tarde o temprano lo harán si estás convencido de tus ideas y tus sueños. ¡Bienvenido al mundo emprendedor!