Por Ignacio Cárdenas
El pasado domingo 28 de mayo se celebraron las elecciones autonómicas y municipales en España. Es decir, en las mismas, los ciudadanos eligieron a los presidentes de sus comunidades, algo así como los gobernadores en Argentina, también a los alcaldes, que se asemejan a los intendentes y a los parlamentarios, representantes elegidos por el pueblo para ocupar escaños en los parlamentos autonómicos, donde debaten y toman decisiones sobre asuntos regionales.
Dos son los partidos políticos dominantes en el marco de estas elecciones, uno de ellos es el Partido Popular (PP) al cual podemos ubicar ideológicamente a la derecha. Por otro lado, encontramos al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de tendencia izquierdista, con el cual está estrechamente vinculado el actual presidente del país, Pedro Sánchez. En estas elecciones, el Partido Popular (PP) ganó por amplia mayoría, arrebatándole al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al menos seis de las diez comunidades autónomas que gobernaba desde 2019.
¿Cómo se distribuye el parlamento español?
El parlamento en España se encuentra conformado por un sistema bicameral. Se compone del Senado, la Cámara Alta de representación territorial, y el Congreso de los Diputados, perteneciente a la Cámara Baja. El parlamento español es la institución que representa a los ciudadanos españoles y se encuentra formulado por 350 diputados y 266 senadores. Ahora bien, si nos remontamos a las comunidades autónomas, cada una de ellas posee un propio poder legislativo, es decir, un parlamento autonómico.
En esta imagen podemos observar cómo quedaron los parlamentos de cada comunidad autónoma después de las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo.
El Partido Popular alcanzó sus objetivos autonómicos y con un amplio margen, reflejado esto en la Comunidad de Madrid y La Rioja, donde logró la mayoría absoluta, así como también en la Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón Extremadura, Murcia y Cantabria, donde se impuso y desbancó a la izquierda. El caso de la Comunidad de Madrid es destacable ya que Isabel Díaz Ayuso, actual presidenta de esa comunidad, logró una mayoría absoluta contundente, obteniendo 68 escaños necesarios para gobernar sin tener que debatir con ningún socio de coalición. El Partido Popular podría así gobernar en 7 de las 8 capitales de las comunidades más pobladas de España.
Otro caso destacable es el crecimiento del partido conservador de derechas Vox, que se ve reflejado en cuanto a que el PP deberá negociar con este partido para llevar a cabo sus decisiones en cuatro comunidades autónomas: Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón y Cantabria. El partido conservador se constituyó como un actor regional destacado en el país europeo, multiplicando sus escaños en la Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia y Cantabria, por nombrar las más destacadas.
Giro político en España, un punto de inflexión
Eufóricos, los dirigentes del PP consideran estos resultados como las puertas a un nuevo escenario político en España, principalmente de cara a las próximas elecciones generales que se llevarán a cabo en julio de este mismo año. La derrota del PSOE fue tan contundente que llevó al presidente Pedro Sánchez a tomar una drástica decisión: adelantó las elecciones generales para el día 23 de julio.
Podría decirse que Sánchez intenta atenuar la euforia que goza el Partido Popular con los resultados electorales. Las elecciones generales se perfilan como la última esperanza para frenar el avance de la derecha en España. Con esta decisión, el presidente intenta movilizar y presionar a los grupos y al electorado de la izquierda española, enfrentándose a la última oportunidad de recuperar cierto caudal electoral.
Se podría argumentar que, una espera tan prolongada hasta fin de año podría resultar en un desgaste político para el actual gobierno, teniendo que lidiar con una dura derrota como la acontecida durante un largo periodo de tiempo. Sumado a eso, este escenario podría ser propicio a la formación de nuevas coaliciones entre los sectores de derecha como el PP y Vox, ya que los dos partidos deberán negociar para consolidar sus objetivos. Esta situación constituye uno de los mayores temores para el partido gobernante de Sánchez.
Posibles escenarios a futuro
El gobierno de Sánchez estuvo marcado por una multiplicidad de desafíos como la crisis económica y energética derivada de la guerra de Ucrania, así como también la pandemia y sus agudos efectos sobre toda Europa. También ha sufrido fragmentaciones a la interna de su coalición. Estos entre otros factores, fueron y son un caldo de cultivo para que la sociedad española demuestre su descontento en las urnas como hemos podido observar en los resultados electorales de estas elecciones autonómicas y municipales. Aunque no se constituyan como las generales, la realidad es que se consideran un reflejo de lo que podría darse en las mismas.
En España, sin dudas, se está dando un cambio de ciclo en materia política. El bloque de la derecha ha experimentado un crecimiento significativo desde las elecciones de 2019, demostrando su movilización política constante en los últimos años para aumentar considerablemente su base de votantes y desbancar al bloque de izquierda.
En cuanto al adelanto de las elecciones generales a julio, existen factores que conspiran en contra de esta decisión, principalmente para el PSOE. Uno de ellos es el factor temporal, debido a que en este momento del año se dan las vacaciones de verano, hecho que afecta negativamente la participación y la movilización ciudadana para concurrir a las urnas.
Otra cuestión es la de los votantes. Aquellos que votaron al PP, partido que ha movilizado a sus electores durante los últimos años, probablemente concurran en mayor medida a emitir su voto, principalmente por la euforia de los primeros resultados y la intención de que se dé un giro político rotundo en el país. Por otro lado, los simpatizantes del PSOE podrían sentirse motivados para movilizarse en un intento de revertir los resultados, mientras que otros podrían desanimarse y optar por no participar en las elecciones debido a la creencia de que la derrota es inevitable.
