Irán – Arabia Saudita: la Guerra Fría de Medio Oriente

Por Damian Martinez

Si existe una región compleja, diversa y conflictiva en el planeta; esa es Medio Oriente. Un mosaico de etnias, culturas y religiones componen una parte del Mundo caracterizada por su inestabilidad e interminable tensión. A su vez, la misma posee una importancia geoestratégica y económica vital para los asuntos globales. Todo lo anterior la convierte en escenario de enfrentamientos religiosos, conflictos internos y, al fin y al cabo, en un tablero de ajedrez donde las grandes potencias extrarregionales – tales como Estados Unidos, China y Rusia – y los poderes intrarregionales – como ser Irán, Arabia Saudita, Turquía e Israel – hacen sus movimientos con el objetivo de lograr consolidar su poder e influencia.

Es en este contexto que un contrapunto toma notoriedad al interior de esta parte del mundo: la denominada “Guerra Fría” entre Irán y Arabia Saudita. A continuación, profundizaremos sobre la misma.

 

Irán vs Arabia Saudita: la lucha por el control de Medio Oriente

La guerra indirecta entre persas y saudíes está basada en diferencias religiosas – los primeros son, mayoritariamente, practicantes de la rama chiita del Islam mientras que los segundos lo son de la sunita – políticas – Irán es una teocracia que pretende la expansión del Islam, en tanto que Arabia Saudita es una monarquía absoluta islámica que prefiere el mantenimiento del statu quo  – y, finalmente, en cuanto a socios estratégicos se refiere – en el caso de la República Islámica de Irán los mismos son, principalmente, China, Rusia y Siria a contramano del país árabe el cual tiene como aliados a Estados Unidos e Israel-.

La pulseada de poder entre estos dos Estados no se desarrolla por medio de una guerra convencional ni directa. Ésta toma la forma de participación en los conflictos internos de otros países, en los cuales tanto iraníes como árabes toman partido y apoyan – por la vía económica, militar, diplomática y/o propagandística – a uno, o varios, de los bandos en disputa.

A ese respecto, existen ciertos casos particulares como, por ejemplo, Siria y Yemen en los cuales la misma toma un lugar central y decisivo. Hagamos un breve repaso por los anteriores.

Irán

Guerra Civil Siria

La Guerra Civil Siria comenzó en 2011, en el marco de la denominada “Primavera Árabe”. En ella, diversos grupos insurgentes – tales como el Ejército Libre Sirio y el infame ISIS – se enfrentaron al régimen de Bashar Al-Assad.

Este conflicto interno pronto escaló, y se convirtió en un campo de batalla de diversos actores internacionales. En el caso de los Estados que nos ocupan, se sabe que los saudíes prestaron ayuda a los rebeldes en contra de Al-Assad, mientras que Teherán apoyó firmemente a este último. Esto es así, debido a que Al-Assad es uno de los principales aliados de Irán en la región.

Por otra parte, cabe recordar que Siria es un país de mayoría sunita pero el control del Estado lo poseen, principalmente, los alauitas. Esta es una variante del islam muy minoritaria – solo llegan al 10% de la población en Siria, siendo este país su principal bastión – emparentada con los chiitas. Así, puede verse que la población siria es gobernada por una minoría religiosa con una concepción de la fe muy diferente a la practicada por la mayoría. Lo anterior constituye un caldo de cultivo para la inestabilidad, y la conflictividad social, en una parte del mundo donde la religión tiene un papel preponderante.

Irán

Crisis en Yemen

Yemen es un país situado junto a la frontera suroccidental de Arabia Saudita, en la península arábiga. El mismo es considerado el Estado más pobre de la región, y vive una de las peores crisis humanitarias – sino la peor – de la actualidad.

La guerra civil que azota Yemen comenzó en 2015, con la rebelión de un grupo islamista radical denominado comúnmente como los “hutíes” que llegó a tomar, en ese entonces, la capital del país: Saná. Este grupo cuenta con un apoyo directo, y explícito, de Irán.

Por otro lado, el gobierno yemení es apoyado militarmente por una coalición de Estados – de la cual forma parte Arabia Saudita – contra el grupo insurgente anteriormente mencionado.

El caso yemení es crítico, y constituye una clara demostración de la magnitud del daño que han generado las disputas geopolíticas al interior de la región.

Irán

La mediación china entre Irán y los saudies: ¿distensión en el mundo musulmán?

En marzo de este año, Arabia Saudita e Irán acordaron reestablecer sus relaciones diplomáticas – las cuales habían sido interrumpidas en el año 2016 tras la ejecución de un importante clérigo chiita en el país árabe y la consecuente “invasión” de la embajada saudí en Teherán por parte de ciudadanos iraníes – con la República Popular China desempeñando un rol clave como mediador. En ese sentido, se auspició un acercamiento entre las partes con el fin de lograr el cese de las hostilidades.

Lo anterior constituye un triunfo diplomático, y político, para China y demuestra que el gigante asiático ya no es un mero espectador en los asuntos de la región. Por el contrario, su presencia en esta parte del mundo ha cobrado especial relevancia debido a su creciente comercio con los países de la zona y, también, al relativo alejamiento de Estados Unidos del escenario regional desde la llegada de Biden a la Casa Blanca.

Así las cosas, resta ver si el acuerdo alcanzado puede contribuir a una mayor estabilidad en la zona o si termina siendo, simplemente, una mera declaración de intenciones sin efecto práctico alguno.

 

 

 

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