La diplomacia cultural en las relaciones internacionales contemporáneas

El presente artículo aborda el papel del factor cultural en las relaciones internacionales y su reciente evolución. La inclusión del componente cultural en las diferentes agendas estatales ha impactado en sus respectivas políticas exteriores y cuestiones diplomáticas. Su atención recae en el vínculo entre las acciones culturales de los Estados que se proyectan fuera de sus fronteras, siendo el objetivo principal de la diplomacia cultural la promoción de los valores que nutren las identidades de los pueblos.

 

Implicancia del factor cultural en las relaciones internacionales

Desde la década de los 70, la cultura fue incorporada como uno de los factores principales en las relaciones exteriores de los Estados, revalorizándose por el impacto que genera en el desarrollo no solo por su valor económico, sino también por el rol como puente de comunicación entre las naciones. La cultura facilita el conocimiento mutuo y la cooperación entre los pueblos, crea relaciones que permiten el acercamiento entre los diversos sectores políticos, económicos y sociales (Fierro Garza, 2009).

Montoya Ruiz (2012) sostiene que no necesariamente se debe sincronizar u homogeneizar a las culturas y las creencias, más bien se trata de permitir su visibilidad en el intercambio con otros Estados. Los agregados culturales se instrumentan a través de programas bilaterales que forman parte de las respectivas agendas de las naciones con las que se tiene relación. Estos influyeron en la representación nacional y en la permanencia de institutos culturales que patentizan el acercamiento de producciones culturales nacionales al público de otros países como parte de la labor diplomática (Ortega, 2008).

El poder simbólico incluye a las manifestaciones culturales, que conforman una práctica colectiva cada vez más influyente en las relaciones internacionales y cuya adecuada gestión puede evitar serios conflictos y constituir un recurso estratégico para la gobernanza global, la cooperación y el desarrollo (Montiel, 2010). Al respecto, Naciones Unidas ha abordado e incorporado a la cultura tanto en instituciones como en programas específicos de sus organismos (especialmente UNESCO), los cuales manifestaron la importancia de la preservación cultural de las naciones y la responsabilidad de su tratamiento. Los resultados que aspiran conseguir fueron explicitados en acuerdos internacionales tales como la Conferencia Internacional sobre Políticas Culturales de México en 1982 y la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del año 2001.

Saddiki (2009) afirma que el siglo XXI será efectivamente la edad de oro del impacto de los factores culturales sobre las relaciones entre las naciones. Por esta razón, el objetivo principal de la diplomacia cultural es influir positivamente en la opinión pública y en las élites de opinión de los Estados.

 

¿Qué se entiende por diplomacia cultural?

La cultura constituye un factor estratégico de primer orden, que cuenta cada vez más en la escena internacional. De allí se deriva la diversidad cultural de un país o de un bloque de países y los valores o ideales políticos que defienden. La diplomacia tradicional acrecentó sus destinos y medios de acción, a la vez que descentralizó sus estructuras, por lo tanto, la acción cultural exterior se compone hoy de una red de actores (internos y externos al Estado) que incorpora una multiplicidad de objetivos, una característica que se ha calificado como diplomacia multicapa (Zamorano, 2016).

Montoya Ruíz (2012) analiza el rol de la diplomacia cultural a partir de una serie de interrogantes: ¿cuál es la importancia de la cultura como dimensión en el comportamiento de las relaciones internacionales? ¿Qué elementos en las diversas teorías en las relaciones internacionales podrían vincularse con la cultura? ¿Podría pensarse en la diplomacia cultural como vehículo interteórico en el multiparadigmatismo del siglo XXI? A partir de estas preguntas, el autor define a la diplomacia cultural como un complejo conjunto de operaciones, actividades, programas e iniciativas orquestadas por el Estado con ayuda de diversos actores para fines de la política exterior, entre estas se incluyen: la promoción de la diversidad y la creatividad; las múltiples expresiones culturales en sus manifestaciones locales y nacionales y diversos momentos históricos, con el propósito de tejer relaciones entre los países, construir y consolidar nexos con el mundo; el intercambio de ideas, información, valores, tradiciones y creencias; y el fomento del entendimiento mutuo entre los actores para avanzar sobre estrategias conjuntas.

Por su parte, Viñuales (2010) entiende por diplomacia cultural a la acción orientada por objetivos claros de política exterior que deben apuntar a alcanzar elementos distintivos para la proyección de una nación, su sociedad y sus producciones. Para Fierro Garza (2009) la diplomacia cultural representa la principal subárea de la diplomacia pública, en un contexto internacional de aparición de nuevas prácticas y actores. Constituye un eslabón de un proceso más amplio: la política de cooperación internacional para el desarrollo. El trazo de una política de Estado al respecto nos permite posicionarnos mejor en el mundo, de acuerdo con nuestras fortalezas, y apoyar a países hermanos ofreciendo cooperación horizontal para crear sinergias entre las comunidades artísticas, culturales y académicas.

 

Conclusión

El aporte de la cultura y los aspectos asociados a ella generan un gran impacto en las relaciones entre los Estados. Esto se debe al contexto de globalización y de cambios generados en el sistema internacional desde los años 70, en el que se incorporan nuevos actores y temáticas a las agendas nacionales e internacionales. Aquí se incluyen, tras el gran legado del hard power (poder duro), cuestiones de soft power (poder blando). De manera que resurge la cooperación y la interdependencia entre Estados, ya no priman cuestiones militares, sino que se tiene presente el ámbito económico, medioambiental y cultural, entre otros. Fruto de esta nueva etapa, las cancillerías comienzan a direccionar sus políticas exteriores, ya sea de manera bilateral o multilateral, y crean vínculos en dimensiones en las que antes no se materializaban.

 

Bibliografía

  • Conferencia General de ONU. Declaración de principios de la Cooperación Cultural Internacional (1966): http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13147&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
  • Conferencia mundial-Declaración de México sobre Políticas Culturales (1982): http://www.culturalrights.net/descargas/drets_culturals400.pdf
  • Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de expresiones culturales (2005): http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/cultural-diversity/cultural-expressions/the-convention/convention-text/
  • Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural (2001): http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13179&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
  • Delgado Gomez-Escaloniela, L. (1994) El factor cultural en las relaciones internacionales: una aproximación a su análisis histórico. Madrid: Hispania, núm.186
  • Fierro Garza, A. (2009) La diplomacia cultural como instrumento privilegiado de la política exterior. México D.F: Revista Mexicana de Política Exterior
  • Montiel, E. (2010) Diplomacia cultural: Un enfoque estratégico de política exterior para la era intercultural. Guatemala: UNESCO
  • Montoya Ruiz, S. (2012) la redefinición de la diplomacia cultural en el mundo contemporáneo. Bogotá: Agenda Global.
  • Ortega Guerrero, C. (2008) La cultura como ámbito e instrumento de las relaciones internacionales de México. México D.F: Revista Mexicana de Política Exterior
  • Saddiki, S. (2009) El papel de la diplomacia cultural en las relaciones internacionales. Barcelona: Revista CIDOB d’Afers Internacionals, núm. 88, p. 107-118.
  • Secretaría de Relaciones Exteriores de México: de Vega, M; Delgado, J; Camacho, D. (2011). Diplomacia cultural, educación y Derechos Humanos. México D.F: Dirección General del acervo histórico diplomático.
  • Viñuales, I. (2010) Diplomacia cultural: experiencias argentinas. Buenos Aires: Real Instituto Elcano. ARI 64/2010

 

Autora

Melisa Wilson: Estudiante de 4° año de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas (Pontificia Universidad Católica Argentina, Sede Paraná). Miembro de AIESEC Argentina. Se dedica al análisis y a la investigación de asuntos internacionales especialmente referidos a la política exterior y la diplomacia en el área cultural.

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