Por Alfonso Lorenzo de Olmos
El día 16 de septiembre de 1955, el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón llegó a su fin gracias al Golpe de Estado Cívico-Militar y Eclesiástico que se ganó el nombre de la “Revolución Libertadora”. Esta fatídica fecha sería el evento que marcaría a toda la Sociedad Argentina y que terminaría siendo influyente en los demás sucesos que durarán en todo el Siglo XX.
Las Razones que llevaron a producir el golpe del ‘55
Para ese entonces, Juan Domingo Perón había ganado las elecciones de 1946 y ayudaba a mejorar la economía de Argentina, gracias a sus planes quinquenales, la nacionalización de la banca nacional y otros logros se ganaron el celo de sus opositores.
Pero lo que empezó a agitar fue la Reforma Constitucional de 1949, lo que le permitió a Perón presentarse a las futuras elecciones de 1952. Al principio, él y Eva Duarte serían la fórmula presidencial. Esto no pudo llevarse a cabo, debido a la frágil condición de salud que la primera dama vivía en ese entonces. De todas formas, Perón logró repetir su mandato presidencial. Solo que no llegaría a completarlo.
Con el fallecimiento de Eva Duarte, la segunda presidencia de Perón se vería marcada por subas y bajas. La economía del país se empezaba a tambalear, debido a sus crecientes conflictos con la Sociedad Rural, el estudiantado universal y por último su conflicto con la Iglesia que llevaron a constantes luchas. También estaba la relación entre Perón y ciertos sectores de las Fuerzas Armadas, que venían siendo complicadas desde antes de su llegada a la presidencia. Un ejemplo de ello fue el levantamiento del 28 de septiembre de 1951, liderado por Benjamín Andrés Menéndez, que terminó con su arresto junto con otros oficiales involucrados en el evento.
Desde el Bombardeo de la Plaza hasta la Insurrección de Córdoba
El 16 de junio de 1955, efectivos de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea en un intento de derrocar al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, en un acción que dejó un saldo de más de 300 muertos y miles de heridos en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, desde civiles hasta militares. Este evento elevó la tensión entre los justicialistas y sus opositores, desde los conservadores ultracatólicos, los radicales y los comunistas que estaban considerando un conflicto armado, lo que podría llevar a la Argentina a una guerra civil.
Para septiembre, el camino al golpe se acercaba y los conspiradores empezaban a planear diferentes estrategias para poner fin al gobierno de Perón. Dentro de sus planes estaban ataques terroristas a dirigentes peronistas hasta posibles bombardeos por parte de la Marina.
El 16 de septiembre de 1955, tres meses después del bombardeo a la Plaza de Mayo, las fuerzas golpistas, bajo el mando del General Eduardo Lonardi, iniciaron el combate en la Ciudad de Córdoba contra los legalistas bajo el gobierno de Perón. La lucha parecía estar a favor del gobierno de turno. Sin embargo, la Armada Argentina, bajo el comando del Almirante Isaac Rojas, llegó a recurrir a un ultimátum para que Perón renuncie mediante un intento de bombardear la Ciudad de Buenos Aires. Luego de tres días seguidos de combates violentos en donde la guerra civil se esparció por todo el país, Perón optó por abandonar su cargo de presidente. Como consecuencia de su decisión, fue para Paraguay, donde comenzaría su largo exilio. Dentro de ese período, Perón residirá en países como Venezuela, República Dominicana y por último la España gobernada por Francisco Franco, donde permanecerá ahí hasta 1973.
El Gobierno Militar y las Consecuencias
Con la renuncia de Perón realizada, el teniente General Eduardo Lonardi asumió el cargo bajo la frase “Ni Vencedores Ni Vencidos”. Sus políticas eran más cercanas a un nacionalismo católico, pero sin la presencia del justicialismo, buscó imponer la transición democrática. Sin embargo, el ala más liberal del gobierno militar tenía otras ideas en mente. Sobre todo en el destino del peronismo, que será llevado por el sucesor de Lonardi, Pedro Eugenio Aramburu, quien tomó el cargo el 13 de noviembre de 1955.
Una vez dentro de la presidencia, Aramburu y Rojas llegaron a tomar decisiones extremas hacia el peronismo. Entre ellas, estuvieron la proscripción del movimiento que duró hasta el año 1972, durante el gobierno de Lanusse. Seguido de ello, estuvo el infame decreto decreto 4.161, el cual decía:
“Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto o el de sus parientes, las expresiones «peronismo», «peronista», «justicialismo», «justicialista», «tercera posición», la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales «Marcha de los Muchachos Peronistas» y «Evita Capitana»”.
Cualquier violación a dicho decreto era castigado con prisión principalmente. También estuvieron otros actos nefastos contra el Justicialismo, como el ultraje hacia el cadáver de Eva Perón en noviembre de 1955 hasta los famosos fusilamientos de junio del ‘56, que fueron inspiración para el trabajo de Rodolfo Walsh en “Operación Masacre”.
Además de la persecución y proscripción del peronismo, el gobierno de Aramburu se caracterizó por llevar a la Argentina al Fondo Monetario Internacional, reemplazó la Constitución de 1949 por la de 1853 mediante la Reforma Constitucional con la inclusión del Artículo 14 bis, seguido por años de censura que serían superados por los golpes venideros de 1966 y 1976.
Conclusiones
La Revolución Libertadora que tuvo lugar en 1955 fue el evento que cambió el curso de la Historia Argentina y que logró influir los eventos que siguieron durante el resto del siglo XX y el presente.
Lo que lo hace importante fueron los métodos de terrorismo estatal que los siguientes gobiernos cívico-militares impondrán en los años posteriores. Entre ellos, la persecución política, las ejecuciones hacia sus oponentes y también los métodos de censura en los medios.
Al igual que también fue la grieta social que existió entre los peronistas y antiperonistas, que influye en la actualidad. Sobre todo con las elecciones presidenciales que se encuentran en camino y con una sociedad que hoy en día está cada vez más turbulenta por lo que sucede actualmente. Solo se puede esperar a que lo sucedido principalmente en 1955 no se llegue a repetir.