Por Agustina Bonatti
Desde la vuelta a la democracia en Argentina, precisamente en el año 1983, y hasta nuestros días, si ha habido políticas que se mantuvieron en agenda, las cuales se podrían llamar “políticas de estado”, una de las principales fue la referida al lugar crucial que ocupaba el Mercosur en los lineamientos generales de cada uno de los presidentes que ocuparon el sillón de Rivadavia. Ya que, tras la Declaración de Foz de Iguazú, firmada en 1985 por Alfonsín y Sarney, esta unión ha sido un tema que jamás quedó relegado en Argentina, a la misma altura que todo lo referente a las decisiones sobre las Islas Malvinas y la lucha por la ampliación de la plataforma continental.
Si bien, en los años posteriores a la Declaración el proceso fue moldeado a partir de los acuerdos firmados por diversos gobiernos, hasta llegar al Tratado de Asunción en 1991, que le dio la estructura institucional básica y estableció el libre comercio entre los Estados Parte del bloque (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay); se puede afirmar que el Mercosur es mucho más que una unión aduanera imperfecta con pretensiones de mercado común. Y mucho de esto tiene que ver con la audacia de sus miembros, al darse cuenta de que solo se podían visibilizar a nivel mundial como un mercado atractivo haciéndolo en conjunto y que, además, para poder ser más fuertes, debían utilizar esta unión para buscar soluciones a las problemáticas que aquejan a la región toda.
Es así que se considera, que durante los años transcurridos desde la creación del organismo, se ha ampliado la visión de esta integración, logrando que en la actualidad se encuentren en funcionamiento 280 foros y ámbitos de negociación, los cuales han ido ampliando los objetivos con los que comenzó a gestarse el proceso. Todo esto se hizo visible a través del Consenso de Buenos Aires, en donde se creó un programa de trabajo 2004-2006 que incluía varias agendas, y logrando así que el Mercosur no se centre únicamente en el ámbito comercial.
Una vez conformado, se comienza a pensar en las facilidades que se podrían brindar a los ciudadanos para poder trabajar, estudiar y hasta hacer turismo por dentro de los Estados Parte. Frente a esto, los representantes pensaron en un documento que deje estipulada la implementación de una política de libre circulación de personas en la región, intentando así solucionar, entre otras cosas, la situación migratoria de aquellos habitantes de los Estados Parte y Asociados en la región. Además, a través del mismo, se pensaba en la idea de fortalecer los lazos que unen a la comunidad regional, para adoptar una nueva identidad “mercosureña”. Con tal fin, se conforma un incipiente escrito, que finalizó en lo que hoy conocemos como el Acuerdo de Residencia del Mercosur.
Firma del Acuerdo en el Mercosur
Dicho acuerdo fue suscrito en Brasilia el 6 de diciembre de 2002, entre los países de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Sin embargo, como éstas decisiones tienen que ser implementadas de manera paulatina, armonizando el ordenamiento legal interno de cada país para poder lograr su cumplimiento, en Argentina, específicamente, entró en vigencia el 28 de julio de 2009.
El Acuerdo de Residencia del Mercosur fue constituído en base a dos documentos, el 6 de diciembre de 2002 en la ciudad de Brasilia, Brasil. Uno de ellos es el “Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados Parte del Mercosur” y el otro “Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados Partes del Mercosur, Bolivia y Chile”.
Los puntos centrales se encontraron en el marco de las siguientes líneas temáticas: tipos de residencia a otorgar y sus requisitos; la no presentación en término luego de obtener la residencia temporaria; el intercambio de información entre los estados parte; normas generales sobre entrada y permanencia; derechos de los inmigrantes y de los miembros de sus familias; promoción de medidas relativas a condiciones legales de migración y empleo en las partes; aplicación de la normativa más benéfica; relación con la normativa aduanera; interpretación y aplicación del acuerdo; vigencia del acuerdo; depositario del acuerdo y denuncia del acuerdo.
Beneficios del Acuerdo
Pues bien, a efectos prácticos, este acuerdo fue el facilitador de los trámites a la hora de llevar a cabo una migración regional que, si bien, tiene múltiples variables, lo principal ha sido la búsqueda de trabajo y el alcance de la prosperidad. En este sentido, diferentes organizaciones se han encargado de asesorar a aquellas personas que se encontraban en movilidad y ayudarlas a regularizar su situación.
Para ingresar a cualquier país miembro del Mercosur, siendo ciudadana de alguno de los países, solo se necesita Documento de Identidad o Pasaporte vigente a la fecha. Y para comenzar a tramitar la residencia, se necesita, además, el certificado de domicilio y los antecedentes penales.
Consideraciones finales de la movilidad humana en el marco del Mercosur
En este sentido, a nivel país, el alto volumen de residencias concedidas en Argentina está determinado por su mayor número de población migrante intrarregional y el hecho comenzar a implementar con anterioridad el contenido del Acuerdo. El pico máximo de residencias otorgadas se alcanzó en el año 2012 (respecto a la información publicada por Caref en el año 2019). Nuestro país, con más de 150 mil residencias temporarias otorgadas, representaron alrededor del 65% del total de las concedidas en el marco del Acuerdo por los países de la región.
En Córdoba particularmente, uno de los entes que realiza este trabajo de manera gratuita es el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), que atiende a todos los migrantes que lleguen a la ciudad, destacándose una mayoría de población latinoamericana. Dentro de las comunidades más atendidas en el último tiempo, se encuentran: la venezolana, la boliviana y la peruana.
Para finalizar, es importante remarcar cómo, en este caso en particular de la movilidad humana, pero también en diversos ámbitos como la economía, el medio ambiente, la salud y la seguridad, es tan importante el multilateralismo. En este sentido, es menester reflexionar sobre la importancia que posee la cooperación y el diálogo ante actores que toman decisiones, y nos involucran y representan como sociedad. Por último, destacar la importancia del Mercosur como organismo regional no solo en el comercio, sino también en el área social, especialmente en las migraciones.